¿Con qué frecuencia se remonta un 2-1 en fútbol?
El poder de persuasión y la longevidad de las impresiones generalizadas en el mundo del fútbol normalmente generan un sesgo cognitivo que tiende a nublar nuestro juicio.
El sesgo de disponibilidad o de inmediatez, por ejemplo, es el caso en el que un suceso del pasado reciente (como que un equipo marque más de tres goles) se considere mucho más probable de lo que realmente es. O el sesgo de confirmación, en el que se buscan ejemplos aislados para respaldar una noción preconcebida, como que un equipo con un jugador expulsado gane a pesar de tener un hombre menos.
Por tanto, a la hora de tomar decisiones relacionadas con las apuestas, resulta importante realizar comprobaciones basadas en los datos, en lugar de confiar en nuestra intuición (que a menudo es defectuosa). Quienes apuestan en el fútbol dan por supuesto a menudo que el 2-1 es la ventaja con más probabilidades de ser remontada. ¿Respaldan las estadísticas esta idea? Averigüémoslo.
Análisis de remontadas en la Premier League
En una única temporada reciente de la Premier League, 132 de 380 partidos llegaron a un punto en el que uno de los equipos iba ganando 2-1.
En 74 de estas ocasiones la ventaja correspondía al equipo local, mientras que en 58 partidos correspondía al visitante. En 89 ocasiones el tercer gol rompió un empate 1-1 y en 43 partidos el tercer gol lo marcó un equipo que iba perdiendo 2-0.
Para conseguir el 2-1 más rápido se necesitaron 16 minutos, mientras que el más tardío llegó en el cuarto minuto del descuento. El tiempo medio que se necesitó para que el marcador se pusiera 2-1 fue de un poco más de 60 minutos.
En términos generales, las capacidades medias de los equipos que iban ganando o perdiendo fueron similares en los 132 partidos.
El método más común utilizado para crear un modelo del resultado de un partido o del resto de un partido se basa en la distribución de Poisson.
Se realiza una valoración de la capacidad relativa de los equipos competidores basándose en los goles y, a continuación, se pueden obtener las probabilidades de los resultados posteriores calculando la probabilidad de que cada equipo marque o encaje un número concreto de goles.
Ponemos a prueba el marcador de 2-1
Podemos crear un modelo de los minutos restantes de los 132 partidos desde el momento en que se consiguió el 2-1 y comparar las probabilidades resultantes con las disponibles en la muestra de prueba para comprobar si hay un consenso general entre el modelo y la afirmación general.
Sin embargo, un enfoque menos arduo que generara resultados casi igual de ilustrativos resultaría útil para comparar el cálculo generado por Poisson, utilizando el tiempo medio y la calidad relativa de los equipos cuando se alcanzó el 2-1, en relación con los resultados medios en una temporada desde la perspectiva del equipo que ganaba.
Si utilizamos el modelo de Poisson para determinar el resultado final de un equipo ligeramente superior (para tener en cuenta el ligero predominio de los equipos locales que ganaban 2-1 tras una hora de partido), pronosticamos que el equipo que tenía ventaja ganaría en el 75 % de las ocasiones, empataría en el 20 % y se daría la vuelta al marcador en el 5 % restante de las ocasiones.
En comparación, de los 132 partidos que llegaron al 2-1 en mi muestra de la Premier League, el equipo que tenía esa ventaja ganó en 101 ocasiones, empató en 25 y perdió en 6.
Si convertimos esto a porcentajes de victoria, empate y derrota, obtenemos respectivamente un 76 %, un 19 % y un 5 %, lo que casi coincide a la perfección con los porcentajes del modelo.
Esto indica inequívocamente que por muy tentador que resulte considerar intuitivamente una ventaja de 2-1 como muy vulnerable (sobre todo teniendo en cuenta la reputación aún citada a menudo, aunque ahora desacreditada, que se ha otorgado al marcador de 2-0), es muy probable que rara vez se produzca cualquier ineficiencia del mercado asociada con este marcador en concreto.